lunes, 1 de diciembre de 2008

AUTONOMIAS: CORREA EN EL ESPEJO DE NEBOT






“Cuidado Guayaquil”. “La oligarquía santacruceña, que nunca se ha sentido parte de Bolivia, que nunca se ha sentido boliviana, que habla español pero piensa en inglés como la oligarquía guayaquileña, lo que quiere es el separatismo y sigue boicoteando”.
Presidente Rafael Correa

“Dos o más provincias con continuidad territorial, superficie regional mayor a veinte mil kilómetros cuadrados y un número de habitantes que en conjunto sea superior al cinco por ciento de la población nacional, formarán regiones autónomas de acuerdo con la Ley.”
Art. 244 Constitución de Montecristi.
El Diario El Clarín de Argentina, recrea un pasaje ilustrativo de lo que vive Bolivia, o al menos algunas regiones, como Santa Cruz, Pando y Tarija. Cuenta el periódico que en un vuelo comercial de rutina, la azafata de una línea aérea privada pidió a los pasajeros, volver a sus asientos, ajustarse los cinturones y sin titubear anunció: “Bienvenidos a Santa Cruz de la Sierra , capital del Departamento Autónomo de Santa Cruz”, según el cronista, una buena porción de los pasajeros estalló en aplausos y gritos aprobatorios. En el vuelo internacional viajaban ciudadanos de distintas nacionalidades, entre ellos, venezolanos, ecuatorianos y bolivianos.
Ya en tierra, el rabioso alzamiento oligárquico en contra del Gobierno del Presidente Evo Morales, promoviendo las autonomías y el separatismo en varias provincias del hermano país, ha sido aprovechado por el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, para identificar, correctamente, al Alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot y a la llamada “oligarquía guayaquileña” de caminar por la misma senda “santacruceña”, Correa alertó de que en caso de perder el SI en el referéndum del 28 de septiembre, que aprobará o negará la nueva Constitución, las fuerzas de derecha consolidarían el proyecto “autonomista” contra los gobiernos de izquierda de la región…para crear ciertos Estados, donde puedan seguir con el neoliberalismo y políticas imperialistas". Es riesgoso lanzar piedras cuando se tiene el techo de cristal.
Con cabeza fría aproximémonos a la realidad. En Bolivia, Evo Morales y el Movimiento Al Socialismo MAS, a los 45 días en el poder estableció una política de nacionalización de los hidrocarburos, que si bien es una nacionalización a medias, al menos garantizó un sustancial incremento de la participación del Estado en la producción de gas y petróleo, afectando drásticamente a las transnacionales y a sus apéndices criollos, los grupos de poder locales que han medrado de este recurso natural. La política agraria del Presidente Morales, aunque no resuelve el problema estructural de la tenencia y concentración de la tierra productiva, sin embargo promueve una importante democratización de la propiedad rural, afectando sin duda a los grandes terratenientes bolivianos, afincados en los enclaves que hoy promueven las autonomías.
Así las cosas, la violenta respuesta de la oligarquía boliviana es en contra de esa política del MAS, que está modificando en parte, una estructura concentradora del poder. La respuesta de esos grupos emerge a través de la figura de la autonomía, impulsada a sangre y fuego, como la última tabla de salvación para proteger las riquezas privatizadas por las transnacionales y la oligarquía, hoy amenazadas por un proceso de transformación revolucionaria que supera el propio proyecto de Evo Morales. El contenido es la propiedad, la forma es la autonomía.

En Ecuador la situación es radicalmente distinta. El gobierno de Correa y su proyecto de Constitución, promueve la transnacionalización y la privatización de los recursos naturales, de las telecomunicaciones y demás sectores estratégicos, impulsa las empresas mixtas y una agresiva explotación minera, deja intocada la propiedad de la tierra productiva, violenta derechos históricos de los trabajadores, criminaliza y persigue a los movimientos sociales y a la izquierda que no come en Carondelet
[1]. ¿De qué antiimperialismo, socialismo e izquierda habla Presidente Correa?, bien le haría echarle un ojo al librillo de Rius[2] “Socialismo para principiantes”.

Medio obsceno resulta andar tarareando “Hasta siempre comandante
[3]”, mientras se entrega a dedo los bienes patrimoniales del pueblo a empresas extranjeras. A lo mejor para esa “izquierda” sea normal, ahora que hasta el FMI y el BM reniegan del neoliberalismo y se proclaman solidarios.

Enterremos los cócteles publicitarios, aplastemos PB
[4] y hablemos con la mano en el corazón. El Proyecto de Constitución de Montecristi, inspirado, diseñado, corregido por Rafael Correa y su Buró criollo e importado, y que finalmente fuera aprobado en la madrugada del 24 de julio, mientras 1os 13 millones de ecuatorianos dormíamos o nos entreteníamos, consagra plenamente las AUTONOMIAS, fue sazonado al gusto del paladar separatista de Nebot, es más, por la sintaxis y el conocimiento del terreno, estoy casi convencido que fue redactado por el chapucero pulso del burgo maestre de la Perla del Pacífico.

Pruebas al canto. Reconociendo que este texto sea el auténtico, el del socialcristiano Alexis Mera
[5], o sea el de la Asamblea Constituyente de Plenos Poderes, el Art. 244, señala: “Dos o más provincias con continuidad territorial, superficie regional mayor a veinte mil kilómetros cuadrados y un número de habitantes que en conjunto sea superior al cinco por ciento de la población nacional, formarán regiones autónomas de acuerdo con la Ley.. .”. ¿Alguien podría redactarlo mejor?

En sujeción a lo dispuesto en el citado artículo, las Provincias de Guayas y Santa Elena, juntas, cumplen y superan ampliamente con los requerimientos para convertirse en una REGIÓN AUTÓNOMA. Guayas tiene una extensión de 21.211 km2, que representa el 7,6% del territorio nacional y cuenta con 3.349.616 habitantes, equivalente al 27% de la población nacional. Por su parte, Santa Elena tiene una superficie de 3,762.8 km2, el 1.46 % del total nacional y una población de 238,889 habitantes, el 1.97 % del total nacional.

Una vez cumplidos los requisitos básicos (territorio y población), la Carta de Montecristi pone en manos de los autonomistas, la aguja y el dedal para que cosan a su medida el traje separatista, el Art. 245, dice: “La iniciativa para la conformación de una región autónoma corresponderá a los gobiernos provinciales, los que elaborarán un proyecto de ley de regionalización que propondrá la conformación territorial de la nueva región, así como un proyecto de estatuto de autonomía regional”…Autonomía regional. ¿Está claro, verdad? Justamente, uno de los reclamos de los autonomistas bolivianos es que no se les permite a ellos redactar el Estatuto Autonómico. Bien les iría a los redactores de estos artículos como asesores del Prefecto de Pando, Leopoldo Fernández.

Finalmente el traje se convirtió en camisa de fuerza, los “unionistas” y “centralistas” de PAIS con sus acólitos, le cosieron las mangas al Congreso Nacional, llámese Asamblea, para que apruebe, o mejor dicho deje pasar, la fragmentación de lo que queda de Patria. El segundo inciso del Art. 245 consagra: “ La Asamblea Nacional aprobará en un plazo máximo de ciento veinte días el proyecto de ley, y en caso de no pronunciarse dentro de este plazo se considerará aprobado. Para negar o archivar el proyecto de ley, la Asamblea Nacional requerirá de los votos de las dos terceras partes de sus integrantes”.

Increíble, en 120 días, entrará en vigencia por el Ministerio de la Ley
[6], la AUTONOMÍA REGIONAL. Y por si acaso alguien pretenda abrir el candado, se adelantaron a esconder la llave, puesto que para negar o archivar el proyecto se requerirá más votos que para aprobarlo. Felicitaciones, eficiente trabajo el de Jaime Nebot y su coideario Alexis Mera.

Si alguna preocupación existiera por lo de las competencias, como rezonga el Alcalde Nebot: “cuidado con el registro civil, cuidado con el aeropuerto, cuidado con las rentas, cuidado con Interagua, cuidado con el cuidado”, pues pierda cuidado señor Nebot, todo está cuidado por la Constitución de Rafael, el Art. 246, blinda sus dominios: “El estatuto aprobado será la norma institucional básica de la región y establecerá su denominación, símbolos, principios, instituciones del gobierno regional y su cede, así como la identificación de los bienes, rentas, recursos propios y la enumeración de las competencias que inicialmente asumirá…”. ¿Está claro, verdad? En Bolivia, los autonomistas no pueden a su antojo definir las competencias, por eso están rabiosos. Insisto, bien les iría de asesores en Santa Cruz.

Luego de aprobar estos artículos y la Constitución plena, a las 18 horas del 28 de septiembre, con seguridad los “pelucones
[7]” autonomistas festejarán el triunfo del SI, bailarán hasta el amanecer en Samborondón[8] y luego irán a expeler sus excesos en el puente de la unidad nacional[9].

Cuanto estruendo adjetivado y verbo mascullado, entre que si y que no: que la Patria está en peligro, que vienen los comunistas traga bebés, los separatistas vomita bebés, que la T de cobre y las tecnologías de punta acaban con tu apellido, que la libertad del cuerpo incrementa el PIB
[10], que el placer sexual con doble condón baja el riesgo país y la marihuana[11] lo estabiliza. De percibir tanta mierda parece que se nos atrofió el sentido del olfato, ese olfato popular que permitía identificar claramente a un zorro aunque se haya bañado con perfume Hugo Boss[12].

Bien dicen en el hosco mundillo de los puños: “esta pelea está pactada a 10 rounds”; porque en efecto fue pactada. Para llevarse la corona y el billete, el candidato debe contactar un rival que soporte los golpes, de no existir en el cuadro de púgiles, tendrá que inventarse uno a la medida, alguien aguantador que se haga el gil, y legitime el show, el teatro, las apuestas y el aleteo democrático de las palmas del pueblo. Esa fue la hazaña de Rafael Correa, subir al ring de sus intereses, al peso pluma, casi cadáver de Nebot y convertirlo en su rival. Hoy, Rafael y Jaime en el cuadrilátero se necesitan uno del otro, son una unidad indispensable para el circo político, mientras a dedo se rifa la Patria.

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