miércoles, 22 de octubre de 2008

CAPITALISMO SALVAJE O SOCIALISMO SOLIDARIO

El abogado Jaime Nebot Saadi alcalde de Guayaquil, empezó la batalla ideológico- política abierta por el presidente Rafael Correa, a pesar de su negativa de liderar a la derecha oligárquica que ha dejado un vacío de poder, ya que dichos lideres se encuentra en franca retirada

El abogado Nebot a dicho dos cosas fundamentales: Su disputa no es con el presidente Rafael Correa sino con la ideología que representa, el Socialismo del siglo XXI, a la cual se opone; el modelo que el defiende es la Economía Social de Mercado; Que Guayaquil no aceptara el Socialismo que la Asamblea Constituyente a plasmado en la Nueva Carta Magna.

Su argumentación es contradictoria; por un lado, el Socialismo de Correa es una ideología del pasado, cuyo origen se remonta al siglo XIX. Para un mundo nuevo, parecía decir, se necesitan ideas nuevas; El siglo XXI no puede organizarse con ideas y modelos del siglo XIX. Es la misma argumentación empleada por algunos periodistas y medios de comunicación, no siempre bien informados sobre la historia, que repiten hasta el cansancio. Que el Socialismo del siglo XXI es una ideología importada, frente a la coyuntura proporcionada por el apoyo de Venezuela a la amistad personal entre Hugo Chávez y Rafael Correa, bajo esto la derecha ha puesto el grito en el cielo frente a la intervención de Hugo Chávez, aduciendo que el Socialismo de Correa es una copia de Venezuela. Y, yo me pregunto, ¿Cuándo ha gritado tan fuerte ante las imposiciones del Fondo Monetario Internacional que prácticamente ha definido el modelo Neoliberal que debe imperar en el Ecuador? ¿Cuando ha protestado tan poderosamente, no digamos frente a la amistad de los mandatarios ecuatorianos con el presidente Bush, sino ante la rastrera sumisión de aquellos que lo primero que hacen una vez en el poder es postrarse a los pies ante el todo poderoso?

La derecha y los oligarcas de siempre argumentan que el Socialismo ha fracasado, como lo demuestran las experiencias de la URSS y de los países del este europeo, cuyo regímenes colapsaron al iniciarse la década de los años 90 del siglo anterior, que este viejo modelo fracaso y cumplió su ciclo de vida, y ahora hay que volver a nuevas ideas y nuevos modelos, es decir la Economía Social de mercado.

Hagamos un pequeño recuento para descubrir las falacias de esta argumentación. En primer lugar cabria preguntarse: si es para desacreditar al socialismo “es su vejez”, ¿No cabria esperar que el abogado Jaime Nebot nos propusiera un modelo nuevo? Pero resulta que el nuevo modelo defendido por el alcalde de Guayaquil, es más viejo todavía que el Socialismo. En efecto, la Economía Social de Mercado defendida por Jaime Nebot, no es sino una variante del liberalismo fundado por los clásicos de la ilustración europeas en el siglo XVIII. Mientras que el Socialismo científico surgió en el siglo XIX, justamente en oposición al liberalismo voraz, por obra de Carlos Marx y Federico Engels, éste tuvo su origen un siglo antes. ¿De que novedad estamos hablando?

He aquí la falacia: Lo que en el fondo nos están diciendo es que “lo nuevo es bueno, apto, idóneo, etc. Y lo viejo es malo, caduco, inapropiado, etc.” Pero, resulta que tanto el liberalismo como el socialismo son, por no decir lo menos, tan viejos el uno como el otro. ¿Por qué entonces el liberalismo es bueno y el Socialismo es malo? ¿Porque el liberalismo, que se origino en el siglo XVIII es mejor que el Socialismo que se origino en el siglo XIX? ¿Porque el liberalismo es idóneo para el siglo XXI y el socialismo no, siendo como son tan antiguos el uno como el otro?

Las ideas no tienen validez ni por su origen ni por sus fundadores sino por su trascendencia histórica. Y estas ideas que tienen trascendencia histórica no pertenecen a quienes la formulo por primera vez ni son patrimonio de su lugar de origen. Son patrimonio de toda la humanidad.

Lo que nace, nace de algo. Y todo lo que caduca no lo hace sin antes no dejar su huella. Las generaciones posteriores incorporan a su bagaje cultural los aciertos de las generaciones anteriores, un modelo solo pierde vigencia cuando se muestra incompetente para explicar un determinado segmento de la realidad, siendo sustituido por otro de mayor efectividad. Y, hasta donde se conoce, no existe una teoría que supere a “El Capital”, la obra cumbre de Carlos Marx; al menos en este aspecto: la explicación del funcionamiento del Capitalismo.

No nos oponemos al liberalismo porque carezca de valor o sea cosa del pasado sino porque hoy, por hoy, sus ideas ya no son aptas para orientar una practica social hacia la construcción de un mundo socialmente equitativo, política y espiritualmente libre. No nos preocupa su antigüedad sino su sello de clase y los intereses que representan. El liberalismo, bajo cualquiera de sus formas, es la ideología del capitalismo y el capitalismo esta llevando a la humanidad a su destrucción.

Hasta el momento nos hemos referido al liberalismo y no a la Economía Social de Mercado. Que no es otra cosa más que el viejo capitalismo Keynesiano que se origino después de la segunda guerra mundial frente al fracaso del capitalismo liberal. Y desde hace muchos años, frente al fracaso estruendoso del Neoliberalismo, este viejo modelo liberal aparece con un nuevo nombre: Economía Social de Mercado, cuya esencia sigue siendo el Capitalismo, a decir de sus ideólogos, con “rostro humano” que busca sustituir al “Capitalismo Salvaje” de la Globalización.

Digamos las cosas por su nombre: el abogado Jaime Nebot defiende el Capitalismo, bajo el “Novedoso” membrete de Economía Social de Mercado.

Es verdad que el socialismo ha fallado, pero de eso se trata de intentar y ajustarse a las variaciones de los tiempos, es como decir que un niño ha fracasado en su intento de caminar porque tropieza, cae una y varias veces. Los primeros ensayos del socialismo fallaron en su empeño de lograr la equidad: se cometieron excesos, no se lograron las metas sociales esperadas, todo eso es cierto, Pero todas esas experiencias fallidas, ¿Serán suficientes para matar la esperanza de construir un mundo equitativo, solidario y justo?

Y lo que debe preocuparnos no es tanto el fracaso del socialismo cuanto el peligro inminente que corre la humanidad mientras siga presa del capitalismo. ¿O es que los defensores de este han olvidado los problemas del calentamiento global? ¿No saben que el 50% de la población mundial vive con menos de dos dólares al día? ¿Qué hay 300 millones de niños que padecen hambre? ¿Qué 200 multimillonarios son dueños de la riqueza equivalente a la que poseen 2.500 millones de personas? ¿No han leído los informes del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD), según los cuales el mundo produce anualmente una cantidad de bienes suficientes para alimentar a 8.000 millones de seres humanos? ¿De donde entonces surge tanta miseria? ¿Son acaso estos fenómenos atribuibles al socialismo? Tan crítica es la situación actual del mundo por efectos del capitalismo.


En conclusión es hora de empezar a definir posiciones como lo ha hecho Jaime Nebot, en representación de la derecha y de la oligarquía guayaquileña: estamos con el capitalismo o buscamos una alternativa socialista adecuada a la realidad de nuestro Ecuador del siglo XXI.

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